Franklin leyendo este artículo en la edición impresa de El Caribe.
Foto de Carolina Margarín.
A temprana edad, Franklin Domínguez supo que su gran pasión era el
teatro, tanto así, que desde aquel entonces ya montaba espectáculos en
su natal Santiago. Conforme pasaba el tiempo se preparaba cada día para
ser mejor en esta rama artística. Su entusiasmo por la dramaturgia era
enorme, pero más grande era el amor que sentía por su padre, y por
complacerlo ingresó a la Universidad Autónoma de Santo Domingo, donde se
graduó de Licenciado en Derecho. Tras haber obtenido el título, se lo
entregó en sus manos y continuó con lo que en verdad le apasiona. En sus
obras, Domínguez nunca se ha parcializado , sino que enfoca realidades,
siendo su mayor preocupación mostrar la realidad dominicana. En su
repertorio tiene más de 80 obras, como son “Juego de ajedrez”, que
refleja el problema domínico-haitiano, y “Gracias Panamá”, donde muestra
la realidad que viven los dominicanos en esa nación de Centroamérica.
Sus obras de distintas temáticas, han sido adaptadas a nivel
internacional, entre las que se destacan “Hostos, el hombre que anhelaba
una patria” y “Los sueños de Lincoln”, entre otras.
En el plano
político, el actor y presidente del Movimiento de Conciliación Nacional
cree en su propia filosofía: la conciliación, y considera que
políticamente ningún hombre ni partido, por sí mismo, resolverá los
problemas del país. “Se necesita la suma de todas las buenas voluntades
que están dispersas en los partidos políticos de nuestra sociedad”,
afirma.
1. Niñez
Nací en Santiago de los
Caballeros y estudié en la escuela Paraguay, allí recuerdo a mis dos
buenas maestras: Italia Acedoti y la señorita Hilda Peña, a quien
siempre recuerdo, por supuesto, porque Hilda era muy linda y yo siempre
vivía enamorado de ella. Salí de Santiago a la capital a la edad de
nueve años, pero ya en Santiago realizaba actividades artísticas junto
a mis hermanos. Organizaba veladas, desde ahí comencé a ganar dinero,
cobraba a dos centavos la entrada para ver el espectáculo, donde mi
hermana y yo cantábamos, bailábamos, actuábamos. Mi hermano, un año
menor que yo, era el portero y muchas veces me robaba el dinero.
2. Padres ejemplares
Mi
padre, Enecio Domínguez, era agente de seguro de vida y comerciante,
representaba muchas casas extranjeras en el país; y mi madre, Sofía
Hernández de Domínguez, una mujer muy consagrada a sus hijos, eran
padres ejemplares y muy cariñosos. Ambos procrearon diez hijos, y mi
padre, fuera del matrimonio, tuvo cinco hijos con diversas mujeres, a
quienes mi madre crió como si fueran suyos. En casa no había distinción,
ni discriminación entre uno y otro.
3. Llegada a la capital
Aquí
estudié en la Escuela Argentina, después pasé al Colegio La Salle y
aunque en este colegio hacían muchas actividades artísticas yo nunca
participé de ellas, nadie se interesó en ponerme en ninguno de sus
repartos. Mi preocupación artística comenzó cuando fui al Cine Olimpia a
ver una velada, y me dije a mí mismo: pero yo puedo hacer esas cosas.
De ahí comencé a escribir, actuar, y ya en el año 1946, cuando se creó
la Escuela de Teatro de Bellas Artes, al año siguiente me inscribí en
ella, tenía 16 años. Allí comencé a estudiar con el gran maestro español
Emilio Aparicio, el creador de la radionovela en el país. Trabajé con
él en el cuadro de comedias Esterlín.
4. Estudios en Texas
Luego
de tener unos éxitos acá en el país me fui a estudiar a los Estados
Unidos, conseguí una beca por un año en la Escuela de Dramaturgia de
Texas, donde hice una gran labor; tanto es así, que merecí un
reconocimiento del obispo de Austin, Texas, aún conservo la carta que él
me envió, donde me felicitaba por el éxito que yo había tenido como
estudiante latinoamericano. Allí en Texas, presenté dos o tres obras,
también con mucho éxito. Fue una experiencia magnífica, trabajé con
muchachos de diferentes países. En esa época se estrenó la película
“Alrededor del mundo en 80 días” y yo monté un espectáculo latino
titulado “Alrededor de Latinoamérica en 80 minutos”, el cual tuvo un
éxito rotundo en esa ciudad.
Franklin Domínguez, aparte de dirigir y actuar, también ha hecho cine. (Johnny Rotestán)
5. Mi gran obra
Como
ya venía de Texas, cuando regresé al país un grupo de actores me pidió
que escribiera una obra para ellos representarla. Entonces se me ocurrió
escribir la obra “Espigas maduras,” en contra del régimen de Trujillo.
Fue una obra de crítica al tirano, a través de un padre que tenía a sus
hijos subyugados y maltrataba a su esposa y se llevaba mal con los
vecinos, tuvo una acogida tremenda. Cuando eso, había pasado el
accidente de Rómulo Betancourt y la OEA lo había condenado, entonces yo
decía en la obra que los vecinos lo abandonaron. Lo interesante era que
en ella se hablaba de que había que acabar con el viejo, que si nos
unimos podíamos destruirlo y que no era una roca invisible. Gracias a
Dios no tuve ningún problema, y sí, ellos censuraron la obra pero esta
censura duró dos meses para ser aprobada y cuando me mandan la carta
de censura en el año 58, me decían que realmente no estaban de acuerdo
en que unos hijos mataran a su padre y que el autor debía de buscar otra
solución. Esa fue la obra que me lanzó como dramaturgo.
6. El abogado
Mi
papá me obligó a que estudiara Derecho, estudié en la Universidad de
Santo Domingo, me gradué y le entregué en sus manos el diploma y le dije
que ya yo iba a hacer lo que me gustaba, que era el arte y el teatro.
No tuve oposición por parte de él, siempre me apoyó y se sentía muy
orgulloso de mi labor. Soy abogado, nunca he ejercido esta profesión,
pero sí aplico mis conocimientos en mis obras. Además, estando en Texas
estudié Derecho Internacional.
7. Jefe de prensa
Fui
jefe de Prensa del Palacio Nacional en el gobierno del profesor Juan
Bosch, en el corto período de Molina Ureña, cuando comenzó la guerra de
abril, luego jefe de prensa del coronel Francisco Alberto Caamaño y jefe
de publicidad de la Revolución de Abril, de García Godoy y de Don
Antonio Guzmán. Siempre me llevé muy bien con todos ellos, me
distinguían mucho, había mucha comunicación y sobre todo, teníamos
muchísima confianza. De momento, escribo un libro sobre mis cinco
presidentes.
8. Actor de películas
Aparte de
dirigir y actuar, también he hecho cine. He trabajado en 15 películas
italianas, también he hecho cinco películas españolas, donde hacía
papeles muy interesantes. He estado por mucho tiempo en la producción
cinematográfica, fui el primero que hizo en el país la primera película
de largometraje llamada La Silla, entre los años 62-63, con Camilo
Carrau. En ella se abordaba el régimen dictatorial de Trujillo. Fue una
película que participó en dos festivales internacionales de cine, uno en
Puerto Rico y otro en Italia, donde tuvo muy buena acogida. En ella
actúa un solo actor y tiene una duración de hora y media.
9. El político
Soy
el presidente del Movimiento de Conciliación Nacional, aliado al PLD.
Este partido lo fundó Héctor García Godoy, no estoy muy abierto en la
política porque el momento político en el país es muy difícil, sabemos
que aquí hay dos fuerzas mayoritarias: PLD y el PRD, es casi perder el
tiempo ponerse a forma fuerzas minoritarias, pero sí creo en lo que es
la filosofía de mi vida, en la conciliación. Esta filosofía la
transmitió García Godoy. Considero, políticamente, que ningún hombre ni
partido solo van a resolver los problemas del país, que se necesita la
suma de todas las buenas voluntades que están dispersas en todos los
partidos políticos. Hay que tratar de unificar, porque en todos hay
gente de buena voluntad que quiere lo mejor para esta nación, para
juntos buscar solución a los problemas del país. Esto se logra, a través
del diálogo y la conversación.
10. Mis lemas
He
llevado una vida muy práctica, quizás por ser del signo de Géminis. Los
geminianos somos más prácticos, realistas y observadores. Muchas veces
la gente me dice que no me preocupo, y no es así; lo que pasa es que yo
adopté hace tiempo varios lemas como: tómalo al paso, y una cosa
adelante y otra después. Y eso me ha ayudado bastante en mi vida, a no
precipitarme y ver las cosas con un sentido más realista. Puedo decir
que momentos difíciles no he tenido en la vida, he sabido buscar las
soluciones, creo en esta y en el diálogo.
Critico la izquierda y la derecha
Generalmente, en ellas escribo una preocupación para reflejar los
problemas del momento que acontecen en la República Dominicana.
Por
eso, a mis obras yo las considero como sátiras políticas apartidistas,
en ellas critico a la izquierda y a la derecha. Realmente mis obras han
encajado en cada período político que ha vivido el país.
Una que
causó mucho revuelo fue la que presenté sobre el derrocamiento del
profesor Juan Bosch, que se llamó “Se busca un hombre honesto”, que la
volví a realizar ahora, 48 años después, con el mismo éxito y buscando
el hombre honesto todavía. Lo interesante de esta obra era que en ella
yo protestaba contra el golpe de Estado en cierta forma.
Luego
escribí una que se llamaba “Campaña Electoral,” que cubre el período de
García Godoy, y “Se busca un hombre deshonesto”, que cubre el período de
Antonio Guzmán. La cuarta obra, con los mismos personajes, se llamó
“Colón agua y apagón”, donde aparece el presidente ciego de la República
Sálvese Quien Pueda.
En mis obras escribo la realidad política
que se está viviendo en el momento, las hago con humor, pero un humor
crítico y en ellas trato de reflejar lo humano de sus personajes.
Ideología
“Considero políticamente que ningún
hombre, ni partido solo, van a resolver los problemas del país, que se
necesita la suma de todas las buenas voluntades”.
Labor en Texas
“Por mi gran desempeño allí,
merecí un reconocimiento del obispo de Austin, donde me felicitaba por
mi éxito como estudiante latinoamericano”.
Sátiras políticas
“Generalmente, en mis obras
escribo una preocupación para reflejar los problemas del momento que
acontecen en la República Dominicana”.