sábado, 6 de julio de 2013

La Silla en el Primer Festival Interamericano 1966



 Afiche del Festival de Cine,
creado por Antonio Maldonado.

"Presentamos en este festival muy pocos ejemplos del cine experimental o de avant garde, pero debe recordarse que los productores de este tipo de cintas desarrollan y exploran nuevas técnicas, que a menudo son usadas después por los productores de cine comercial. Una de las más notables películas experimentales que habrá de presentarse en la cinta dominicana LA SILLA, un ensayo o indagación existencialista sobre el significado de la identidad dominicana. Utilizando un único actor, una silla, algunas fotografías de Trujillo y unas pocas piezas de utilería, esta película de largo metraje explora la angustia de un joven dominicano que bajo el régimen de Trujillo se enfrenta a mentiras, tortura y muerte. Los objetos vienen a ser símbolos de la realidad histórica de la dictadura y, a la vez, de los conflictos psicológicos del joven, enfrentado primero con la tiranía y luego con la libertad. La intensidad emocional nunca decae a pesar de lo limitado del elenco y de la falta de escenografía. Con un mínimo de objetos, bajo una excelente dirección e igual actuación, la película crea, mediante su técnica experimental, una realidad que es tal vez más impresionante que lo que sería con una ordinaria documentación social."

Texto crítico incluído en el programa del Festival de Cine Documental, realizado dentro del marco del Primer Festival Interamericano, entre el 27 de marzo y el 6 de abril de 1966 en el teatro Cortés, de San Juan, Puerto Rico.

creado por Lorenzo Homar.




La Silla en la revista SDQ


SILENCIO, SE RUEDA
Un año de cine en medio de la ignominia
A los cines nacionales llegaban las películas que, en ocasiones, perduraban en pantalla el tiempo suficiente para casi, casi, aprenderse los diálogos.

{Por Pablo Ferrer | Fotos fuente externa y Archivo General de la Nación | Edición 0005}

En 1965, República Dominicana vivió en carne propia el argumento de una mala película bélica, con tintes de intriga y ropajes de opereta. Una invasión, hablando claro: una intromisión ilegítima de Estados Unidos en la soberanía de un país que intentaba levantar el vuelo después de tres décadas de feroz tiranía. El final feliz, que lo hubo (a medias) llegó tarde, con la salida de las tropas invasoras al grito recuperado de ‘váyanse verdes’. Andaba pues el pueblo más necesitado que nunca de sana evasión y el cine, desde siempre, ha sido mágico a la hora de sacar a la gente de la cruda realidad durante dos horas.



Los cines Santomé e Independencia durante 1965
(...)



El ejemplo de Franklin Domínguez
¿Y Dominicana? Acababa de despertar al cine de hechuras modernas dos años atrás, gracias a Franklin Domínguez y "La silla" (1963), protagonizada por Camilo Carrau. Como recuerda Félix Manuel Lora en su libro "Encuadre de una identidad audiovisual", en los treinta años de trujillato solamente se realizaron documentales del país con la exaltación del tirano, sus obras y sus parientes.
“La película –recuerda Lora- va relatando los hechos históricos que marcaron la dictadura trujillista. El actor se enfrenta a una secuencia de escenas diversas que abarcan desde el contenido filosófico de su escena, hasta aquellas desesperantes de la silla eléctrica y las cámaras de torturas de la tiranía. El elemento de la silla juega un papel importante en la película, puesto que es fotografiada desde numerosos ángulos y condiciones luminotécnicas, y con gran ajuste al desarrollo del argumento. Así esta silla se convierte en las barras de una cárcel, en un púlpito, en un juez o en un fantasma. La silla alcanza, dentro de sus propias condiciones, reacciones humanas”.

Después de "La silla" volvería el vacío –no es casual la coincidencia con los doce años de Balaguer- con honrosas excepciones, sobre todo en el campo documental, con Max Pou, paradigma de la técnica y la profesionalidad del gremio en esa época. Su trabajo junto a Eduardo Palmer "El esfuerzo de un pueblo" (1968) es digno de mención, como su documental turístico "Carnaval", en 1969.

 Fuente: Revista SDQ

Franklin Domínguez y su película La Silla

Raúl Pérez Peña (Bacho)
columnapancarta@yahoo.com

Mañana viernes en el Fórum Pedro Mir de la Librería Cuesta, es la conferencia del dramaturgo, realizador y actor Franklin Domínguez con una exposición sobre la película La Silla, protagonizada por el fallecido actor y creador puertoplateño Camilo Carrau.

Convocada para las 6:30 PM, en la conferencia se mostrará el guión de La Silla, que hace de Franklin Domínguez el pionero en película de largo metraje en nuestro país.

Conjuntamente con el maestro italiano (+) Adriano de la Rosa, Domínguez es también pionero en la autoría de la primera ópera completa dominicana titulada “Anacaona”.

Igualmente, Domínguez es pionero como creador de la primera comedia musical dominicana: “Solano”. Con música de Rafael Solano, la obra se presentó a casa llena durante 14 noches consecutivas en el Teatro Nacional.

En el escenario se mostrará la misma silla utilizada en el rodaje de la obra y parte de la crítica especializada de la prensa en el país, Puerto Rico y Estados Unidos.

En el 1er. Festival Interamericano de Arte, (1966, San Juan, Puerto Rico), se califica a La Silla como “un ensayo o indagación existencialista sobre el signifi cado de la identidad dominicana. Utilizando un único actor, una silla, algunas fotografías de Trujillo y unas pocas piezas de utilería, esta película de largo metraje explora la angustia de un joven dominicano que bajo el régimen de Trujillo se enfrenta a mentiras, torturas y muerte”.

Se publicó que “con un mínimo de objetos, bajo una excelente dirección e igual actuación, la película crea, mediante su técnica experimental, una realidad que es tal vez más impresionante que lo que sería con una ordinaria documentación social”.

Ese único actor de La Silla es Camilo Carrau, pionero en la actuación del género del largo metraje en el arte cinematográfico.

Además de actor de cine y teatro, Carrau fue creativo publicitario y excepcional dibujante, autor de una célebre carpeta de plumillas sobre las casas victorianas de Puerto Plata. (La carpeta puede verse en la Sociedad Cultural Renovación). Carrau es uno de los 21 creadores culturales de la exposición a gran tamaño del primer Festivacho Cultural, en cuyo programa fi gura la conferencia de Franklin Domínguez mañana viernes, a prima noche, en la Librería Cuesta.

Fuente:Columna "Pancarta", Listin Diario.